EL CERDITO
Para que un niño aprenda a ser generoso hay que enseñarle. Yo este año me propuse que aprendieran a valorar todo lo que tienen. Asi que compré una hucha de barro en forma de cerdito y les expliqué como hay niños que no tienen que comer todos los días, que tienen que andar muchos kilómetros para ir a clase, que no tienen hospitales si se ponen enfermos, y les propuse que colaboraran con algo de su propina. No habría conseguido mi proposito sino hubiera sido por mi amiga Louise Lalu Médico Pediatra Congoleña que trabaja en el Hospital de Monkole y que durante un tiempo estuvo hospedada en mi casa y fue a catequesis ha hablar a mis niños. Supongo que ver a una médico negrita de verdad, y que les cuenta su historia les debió impresionar mucho. Así en pocos meses conseguimos llenar el cerdito y el otro día hicimos la matanza, en tan sólo 3 meses habían sido capaces de ahorrar 36 € todo de sus propina. Puede que no sea mucho pero si lo es si se tiene en cuenta que sus padres no les dan mucho dinero y que muchos niños han hechado todos los domingos hasta 1 €, que es casi toda su propina. Mis niños habrán aprendido a ser generosos y yo he aprendido de ellos.