Reflexiones de una catequista sobre lo que los niños le han ido enseñando.

viernes, junio 6

REGALO DE PRIMERA COMUNION

Hace dos semanas hicieron la primera comunión mi grupo de catequesis. El día de su primera confesión les hicimos un pequeño regalo como recuerdo. Un librito de oraciones y un marco con una virgen. Parece que a los niños les gustó. El sábado anterior a la celebración un grupo de amigas me ayudo a limpiar la iglesia, también acudió una de las niñas a echar una mano. Cuando estabamos frotando la pila bautismal me contó lo siguiente:
-¿Sabes que ya me he leido casi todo el librito que me regalaste ayer?
¿Y te ha gustado? le pregunte yo.
- Si mucho-
¿Habrás puesto la virgen en tu cuarto verdad?
- No en mi cuarto no, en el salón de casa.
¿ En el salón? francamente no me esperaba que fuera a colocar la virgen en el salón.
- Si porque es el lugar mas importante de la casa. Pero sabes una cosa, mi hermana cuando vio que sacaba el marco para ponerlo en el salón me dijo que quitara la imagen de la virgen y aprobechara para poner una foto mía.

La hermana en cuestión tiene 16 años, se dice atea y siempre se mete con su hermana pequeña por venir a catequesis y en este caso como se puede ver además la provoca y la induce a que desprecie a la virgen.

Entonces le pregunté ¿ Y tu que hiciste?
Pues que voy hacer, deje la virgen en su marco, y le dije que la virgen se quedaba en el salón, que si no le gustaba que no mirara, pero que ahi se iba a quedar que era mi regalo de comunión y que no pensaba hacer lo que ella quería, que además era la virgen.

Francamente me emocioné entera. Muchas veces pienso que estos mocosos no se enteran de nada o me pregunto de que se enteraran. Además esta niña en concreto suele ser bastante atolondrada, aunque muy buena, pero a veces un poco en las nubes. Así que cuando oí como había plantado cara a su hermana de 16 años y no se había dejado manejar ni influir y encima había dado semejante respuesta se me llenó el corazón de un no se qué. Me sentí francamente orgullosa de mi niña y me di cuenta de que Dios realmente hablaba por su boca. Se notaba que iba hacer la primera comunión, y estaba realmente preparada para recibir a Jesús.