Reflexiones de una catequista sobre lo que los niños le han ido enseñando.

martes, octubre 24

Un poema

El domingo pasado hablamos de la eucaristía y enseñe a mis niños este pequeño poema y una oración para que le digan a Jesús mientrás los mayores comulgamos.

Juego al juego de quererte,
de hacer como que te quiero.
Juego al juego verdadero
que has inventado: comerte.

Juego al juego de tenerte
dentro, escondido, callado
y a meterme en tu costado
y a pedirte cosas buenas
y a que me quites las penas
y a acurrucarme a tu lado.


Yo quisiera Señor recibiros con aquella pureza humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre y con el espiritu y fervor de los santos. Amén

sábado, octubre 14

SE EQUIVOCO DE ARBOL

En misa para que no se aburran demasiado dejo a mis niños libros con historias de Jesús o de santos. Como cada domingo cada niño cogió su libro y empezó a leer. Lo normal es que se cansen pronto del libro y cambien a otro, pero uno de mis niños estaba ensimismado leyendo el libro que tenía entre manos. Lo mire varias veces y cada vez estaba mas enfrascado en su lectura. Al final levantó la cabeza y le pregunte,¿Qué es lo que estabas leyendo? y él muy serio me dijo: estaba leyendo cuando Jesús murió en la cruz y como Judas lo vendió por 30 monedas de plata. Y sin que pudiera decirle nada el niño me miró y me dijo, sabes, Judas se equivocó de árbol. Yo me quede sorprendida, nunca se me habría ocurrido pensar en el tipo de árbol adecuado para Judas. Entonces intrigada le pregunte, ¿y que árbol tenía que haber elegido Judas?. Y muy serio me miró y me dijo, pues el cuello de Jesús. Judas se tenía que haber colgado del cuello de Jesús en vez del árbol, por que seguro que Jesús le habría perdonado. Fue un tonto por haberse colgado en un árbol y no en Jesús.

Y como siempre que me sorprenden con sus clases magistrales me quede mirando a mi niño y pensé que era cierto, Judas se equivocó de árbol. Pero no solamente Judas, yo también me equivoco muy a menudo de árbol. Y cuando hago las cosas mal o estas no salen como deberían, y busco consuelo en cosas muertas, como el árbol, cosas que no me pueden aliviar ni perdonar ni dar amor. Cosas pero no en Jesús. No me cuelgo de su cuello. Y creo que a mucha gente de hoy en día les pasa lo mismo. Ante los sufrimientos o los fracasos se cuelgan del árbol de la droga, del alcohol, del sexo, pero esos árboles no tienen la posibilidad de dar paz ni amor, sólo El puede perdonarnos lo que nosotros mismos ni nos atrevemos a perdonar, ni nos vemos capaces de rectificar.

viernes, octubre 6

DIOS pensó en mi?

Una de las razones por las que me gusta dar catequesis a niños es porque para ellos Dios siempre es nuevo, las historias de Jesús nunca les suenan aburridas y repetitivas, no se cansan nunca hablar de la oveja perdida o del milagro de la pesca milagrosa o de la resurreción de Lázaro. Los niños tienen la capacidad de asombrarse siempre, aunque lo que le cuentas ya se lo hayas contado. No son como los mayores que siempre buscamos cosas novedosas y nuevas sensaciones, y el rosario nos resulta aburrido porque repetimos siempre la misma oración, o la Santa Misa es una reunión en la que siempre se dice lo mismo. Cuando crecemos perdemos la capacidad de ver lo realmente importante para quedarnos con simplemente material. No sabemos ver con sus ojos, por eso me gusta dar catequesis porque me enseñan a sorprenderme cada día con Dios. El otro día estuvimos hablando de la creación, es un tema que les fascina, entonces uno de mis pequeños teologos me dijo. A mi me creó mi mamá, yo le explique que su mamá le trajo al mundo pero que fue Dios quien le creó. Entonces mi niño muy serio me miró y me preguntó y antes de nacer ¿ Yo donde estaba? Entonces le respondí en la mente de Dios. ¿ En la mente de Dios? Si en la mente de Dios, Dios pensó en ti desde la eternidad. Mi niño entonces me miró con esos ojos que ponen ante las sorpresas y me dice ¿ Dios pensó en mi? Si Dios pensó en TI ¿ Y por qué pensó en mí?. Por que te ama. Y me di cuenta de lo que acababa de responder, Dios pensó en mi, en ti, en el otro, en todas y cada una de las personas de este mundo. Dios pensó en nosotros y nos amó, desde la eternidad. Los hombres tenemos una vida muy corta para responder a ese pensamiento de Dios, unos cuantos años que en el global de la existencia del universo son solo unos segundos y los hombres no somos capaces de devolverle a Dios esos segundos de amor, en comparación con su amor eterno. Y yo también como mis niños me quede pensativa dandome cuenta de lo increible que es que Dios pensara en mi y me amara desde siempre. Cuantas gracias deberíamos de dar a Dios por haber pensado en nosotros y sin embargo como vivimos de espaldas a El, como si no le necesitasemos, como si lo que tenemos nos lo hubiesemos dado a nosotros mismos. Gracias Señor por amarme desde la eternidad y perdoname por no pensar más en ti.